lunes, 26 de septiembre de 2011

Mies Van der Rohe - Casa Farnsworth


En 1946 la doctora Edith Farnsworth encargó a Mies una pequeña casa de campo en una idílica parcela en las proximidades del río Fox. Mies trabajó en el proyecto durante 2 años iniciándose las obras en 1949 para terminarlas dos años más tarde. Una de las condiciones de la parcela llevó a Mies a la resolución formal final de la casa ya que el río Fox en época de crecidas inundaba parcialmente la parcela lo que hizo necesario que la vivienda se separase físicamente del terreno sobre el que se implantaba. De este modo, Mies llevó a cabo la única obra de su carrera que no está en contacto directo con el terreno. De la tendencia neoplástica se observa la descomposición del volumen en elementos simples como lo son planos y líneas. El cuerpo de la vivienda se eleva sobre ocho pilares metálicos pintados de blanco. Las líneas horizontales de los cantos de los forjados los unen prolongándose más allá del último pilar. Tiene una plataforma horizontal elevada de acceso que constituye el primer paso en la separación del edifico del terreno. Una vez superada esta primera plataforma se llega a un espacio abierto pero cubierto por el forjado de techo. Este espacio además de ampliar el comedor del interior funciona como protección frente a la incidencia directa de los rayos de sol en el interior de la vivienda. El interior se trata como un espacio continuo con una caja de madera que acoge los servicios como único elemento cerrado. Esta vivienda junto con la villa Saboya de Le Corbusier y la casa de la Cascada de Wright son los paradigmas de la vivienda del movimiento moderno.
El edificio, de una sola planta, se dispone en el territorio sobre una plataforma hueca, separada del suelo 1.5 metros, sobre ocho soportes de acero que sustentan con la misma estructura, el techo. Se trata de una casa configurada en base de tres planos horizontales separados del suelo y los pilares que hacen esto posible. Estos planos delimitan una terraza, la planta y el techo de la vivienda. Los soportes son de sección cuadrada, pintados en blanco y frente a la fachada de vidrio. La idea de Mies era sobre todo integrar la naturaleza en la vivienda. Una idea de fusión entre el medio y el lugar donde se vive. Respetó los árboles y situó la casa cuidadosamente entre los arces con su eje más largo en la dirección este-oeste. 

El color y la textura son los principales causantes de la unidad entre naturaleza y vivienda. Si se mira la obra, uno comprende que la arquitectura se desvanece y va desapareciendo y lo que importa es su proximidad a la naturaleza. El tema de la casa es el espacio que fluye y la naturaleza a la que es devuelto el hombre, de forma completa no asilándolo de ella. A parte de elevar la casa, incluso en el detalle de las escaleras expresan esta idea de ligereza y fluidez. En este espacio único de planta libre se proyectó una cocina que daba la sensación de ser una pieza más del mobiliario. El interior se define sobre todo por la sombra de los planos superpuestos, y los cerramientos acristalados. El espacio, contínuo.